Veinte reflexiones tras las huellas de la muerte para seguir avanzando en la vida. Es fácil y cómodo quedarse en la superficie de las cosas, mirar solo la forma dejando de lado el fondo. Las circunstancias adversas y hostiles que a veces se cruzan en el camino de nuestra vida, como lo es, sin duda, la muerte de un hijo, nos abandonan en una situación límite que tiene la capacidad de hacernos sufrir mucho, pero, también, la de obligarnos a formular preguntas existenciales y mostrarnos, a través de ellas, ese fondo olvidado en el que, a menudo, anidan los mirlos blancos, especie rara, difícil o imposible de encontrar y, por lo tanto, muy valiosa. Mientras camino nos habla de vida, de muerte, de ciencia, de fe, de amistad, de sentimientos, de emociones... y de algún que otro mirlo blanco que, en forma de respuesta, serenidad, paz interior y sentido a la vida, encontramos en el fondo de todo aquello que nos acompaña en el camino de nuestra vida.