Cuando H. G. Wells creó su ingeniosa máquina del tiempo, no se limitó a trasladar a su inventor al año 802701 para contemplar un Londres totalmente cambiado, una raza humana degenerada, una civilización en ruinas, producto de un progreso científico incontrolado? Influido por el socialismo utópico, Wells hace en esta obra una lúcida sátira de la sociedad capitalista de su tiempo, además de trasladar sus inquietudes científicas y de plantear una reflexión, plenamente actual, sobre la responsabilidad del ser humano respecto al futuro.