En enero del año 2002, Rory Stewar caminó a través de Afganistan sobreviviendo gracias a su ingenio, a su conocimiento de los dialectos persas y de las costumbres musulmanas, y a la amabilidad de gentes extrañas. Atravesó de día montañas cubiertas de un metro de nieve, caseríos incendiados y arrasados por los Talibanes, y comunidades florecientes en medio de los restos de civilizaciones medievales.