Aviso de lectura..El deseo de Flaubert hecho realidad: una novela sin argumento. Pero, eso sí, perfectamente argumentada. Una hoja que se desprende de un árbol y que mientras cae -su destino en manos del viento y de la ley de la gravedad- es testigo ajeno, imparcial y precario de unas vidas sin argumento que tratan de encontrar sentido y razón a sus existencias predecibles pero, paradójicamente, sueltas: libres. Una narrativa sobre la desaparición de cualquier centro de gravedad posible: historias leves, transparentes y anodinas, aunque escondan en secreto su especial peso específico. Entre el azar y la ley de la gravedad..Cuando me llamó el autor para contarme de qué iba la novela: "Es la historia de una hoja que cae de un árbol. Su viaje desde la rama hasta el suelo.", no pude dejar de pensar: "Otro que se ha vuelto loco. Son todos unos enfermos. La caída de la hoja, ¡vaya tontería! Espero que por lo menos el viento la lleve a algún lugar interesante. Ojalá mientras vuela sea testigo de un asesinato y tengamos la primera novela con detective vegetal". Pero no, al parecer el viento que sopla no estaba por lo criminal y la hoja simplemente cae, lenta, escéptica e inevitable. Un existencialismo vegetal que poco tiene que ver con La caída de Camus, aunque los granos de un aéreo reloj de arena - arena de este agitado desierto en el que toda vida transcurre- marquen el tempo y el tiempo del relato..Los lectores que amen la narrativa de crimen, detective, suspense, investigación y desvelamiento final pueden comprar esta novela (hay que hacer caja), pero por favor: no nos vengan después con reclamaciones o improperios. El que avisa no es traidor: esta novela, como nuestras vidas, carece de argumento aunque, eso sí, y como dijo el sabio salomón: "Todo encuentro es la historia de un asesinato.".