Seres anónimos pasan cada día, sin darse cuenta, al lado de asesinos, de prostitutas, de poetas y profetas en ese conglomerado donde cientos de miles de personas luchan de forma denodada por ganarse la vida. En la ciudad, en ese enorme mapa que es la ciudad, todos los habitantes buscan algo y al final, en esa búsqueda, terminan pareciéndose. Pero esos seres anónimos adquieren una identidad cuando dejan las calles y entran en su pequeño micromundo. Allí, en su ambiente, con los suyos, salen del anonimato, tienen una historia, son reconocibles.