Ignacio de Luzán, en su famosa Poética neoclásica de 1937, es ante todo un patriota español, de la escuela ilustrada del Feijoo desengañador de errores comunes. " A nadie quiero ceder en le laudable deseo de ser útil a mi nación desengañando a muchos " , escribe Luzán. Ningún error más deceptivo que el de creer que en los grandes poetas todo es perfección. Luzán ama a poetas líricos, épicos y dramáticos como el marqués de Santillana, Garcilaso, Fray Luis, los Angensolas, Ercilla, Babuena, Lope y Calderón. Mas es objetivo, y discierne que identificar los defectos de los grandes talentos será una valiosa lección para los poetas jóvenes. Hombre honesto, cuando no le gusta un poeta, lo confiesa sin rodeos: " En los poetas, la naturalidad es el más hermoso atractivo; y no hallado en Góngora sino oscuridad, las veces que le he leído me ha dejado muy cansado " (Discurso apologético). La doctrina que Luzán imbuye a los jóvenes es doblemente clásica, pues viene fundamentada sobre el clasicismo grecolativno a la vez que sobre el clasicismo español, sin que deje de tomar en cuenta el pensamiento poético de otras naciones modernas, merced a lo cual nos da la más cosmopolita y la más erudita de todas las artes poéticas.