Este libro trata, en buena medida, de las pautas de asentamiento y de cómo pueblos de diferentes culturas y órdenes sociales organizaron históricamente un mismo espacio. Partiendo de la situación del mundo rural romano tardío, se analizan las transformaciones que supuso la formación de al-Andalus y, ya en la baja Edad Media, su conquista y colonización por los reinos feudales cristianos. En esta perspectiva, las aportaciones más innovadoras de la arqueología extensiva y una relectura de las fuentes documentales permiten estudiar los procesos de cambio cultural, de las redes de asentamientos y de los paisajes agrarios, con especial atención a la irrigación, la tecnología hidráulica y la gestión del agua. La irrigación se hallaba en la base misma de la agricultura islámica, pero también de la cristiana y, sin embargo, las dos sociedades desarrollaron la gestión del agua de modo notablemente distinto, siguiendo unas lógicas que remiten tanto a condicionantes culturales como a las profundas diferencias de su estructura social.