Es un tópico historiográfico que la incorporación de Portugal a la Monarquía de Felipe II se debió más a la negociación con los privilegiados del reino que a la invasión realizada por el duque de Alba en 1580. Sin embargo, una relectura de las fuentes y los nuevos enfoques sobre la violencia o la comunidad política invitan a cuestionar esta visión. De esta forma, la resistencia, sobre todo popular, a la entronización filipina se presenta como un capítulo esencial motivado por la descomposición del cuerpo político luso anterior a la crisis dinástica de los Avís. Así se entiende que la candidatura del Prudente en Portugal actuara como el catalizador de una devastadora confrontación civil sustentada en un patriotismo comunitario antes que en un nacionalismo patriótico entre castellanos y portugueses. Finalmente, la violencia practicada en el conflicto superó todas las previsiones y afectó a la imagen de los Austrias en Portugal hasta que el reino volvió a ser independiente en 1640.