En la imaginación occidental, España suele evocar la cultura de al-Ándalus. Los folletos turísticos suelen invitar a recorrer la romántica Andalucía, sus jardines y los arabescos del Palacio de la Alhambra de Granada, pero no son los primeros textos en aprovechar la relación de España con su pasado musulmán. Pese a la caída de Granada en manos de los Reyes Católicos en 1492 y la ulterior represión del Islam, la civilización árabe siguió ejerciendo influencia tanto sobre la realidad como sobre la percepción de la nación cristiana que ocuparía el lugar de al-Ándalus.
En "Una nación exótica", Barbara Fuchs explora las paradojas de la construcción cultural de España en relación con su herencia musulmana mediante el análisis de la literatura española, la vestimenta, la lengua, la arquitectura y las prácticas caballerescas. Entre 1492 y la expulsión de los moriscos en 1609, España intentó ajustar cuentas con su pasado árabe mediante la represión de los súbditos musulmanes y, al mismo tiempo, la apropiación de su rico legado cultural. Fuchs examina la romantización explícita de "lo moro" en la literatura española -fenómeno denominado "maurofilia literaria"- y la compleja y a menudo silenciosa presencia de formas árabes en la cultura material de España.
La hibridación de la cultura ibérica sugiere que la descripción favorable de los musulmanes en la literatura de la época no es una apuesta por el exotismo sino una manera de recordar a los españoles el lugar de aquellos y el de sus descendientes.