Esta investigación sobre los primeros asentamientos y comunidades de judíos en los distintos reinos peninsulares durante la transición de la dominación musulmana a la cristiana, cuyo período central se sitúa entre los siglos XI y XIII, se utiliza el concepto de «frontera», es decir «la tierra fronteriza» situada entre los territorios controlados por los cristianos y los controlados por los musulmanes, que se extendía desde el sur de Portugal en el oeste, a través de los territorios de Andalucía, Murcia, y Valencia y hasta las Islas Baleares en el este. El autor, que ofrece una descripción del desarrollo de la sociedad judía en el sur
peninsular, argumenta que los contornos de la comunidad judía fueron definidos principalmente por influencia de fuerzas externas.
Los factores sociales, políticos y económicos dominantes en la frontera durante la segunda mitad del siglo XIII contribuyeron a conformar comunidades judías caracterizadas por una gran fluidez y una organización y estabilidad internas relativamente precarias. La ausencia de instituciones públicas y estructuras políticas perdurables en esta región, que podrían haber promovido la autonomía y la autoridad judías, permitió tanto a la corona como a los colonos judíos actuar movidos por sus propios intereses individuales.