Creo que es conveniente añadir unas líneas para actualizar esta colección de ensayos que se publicó en 2009, en primera edición italiana. Como verán los lectores, la tesis central que defiendo es la siguiente: las guerras que han desencadenado las potencias occidentales en los últimos veinte años-de la Guerra del Golfo de 1991 a la guerra contra Afganistán, que todavía sigue- no fueron legitimadas por el derecho ni por las instituciones internacionales.
Han sido guerras sanguinarias por mucho que los agresores pretendieran que se trataba de intervenciones «humanitarias», justificadas en lo moral y lo legal por su finalidad: propagar la libertad y la democracia y garantizar la paz en el mundo contra el «terrorismo global» de matriz islámica. En realidad, como sostuve, han sido guerras «terroristas» cubiertas con un manto humanitario, pero en realidad motivadas por intereses estratégicos dentro de un plan de hegemonía mundial. Pues bien, creo que es obligado afirmar que también la guerra contra Libia decidida en marzo de 2011 por Estados Unidos, con la participación de Francia, Inglaterra e Italia y luego de la OTAN, es una guerra de agresión desencadenada ilegalmente por las potencias occidentales.