LA Guerra Civil Española despertó entre las letras británicas un interés extraordinario, que se tradujo en un caudal de textos sin parangón en las literaturas europeas. La fascinación por un país cuya imagen quedaba teñida de mitos y tópicos seculares, la expectativa ante el fenómeno revolucionario y la alarma ante lo que se contemplaba en muchos casos como un prólogo a un conflicto más amplio convirtieron el lejano enfrentamiento en un episodio capital dentro de la historia literaria de la Gran Bretaña de aquellos años, e incluso de las décadas posteriores. Durante algún tiempo, «España», más que un país, un estado o un territorio físico, fue un tema, casi un símbolo. En los escritores que acudieron a la España de la guerra o que escribieron sobre ella hubo en ocasiones cinismo político, idealismo ingenuo o un frívolo afán de aventura y exotismo, pero también sacrificio, heroísmo y generosa entrega a una causa –cada cual la suya– en la que quisieron reconocer por un momento el interés del hombre. Que aquella trinchera los llevara más tarde a la nostalgia era sólo cuestión de tiempo.