¿La cocina es tan complicada como la muestran algunos cocineros? ¿Qué tiene de inspiración y qué de ciencia y práctica? ¿Podemos entender conceptos y descubrir principios a través de ella, además de divertirnos?
Siendo como es la cocina una actividad de la que los humanos dependemos, bueno es que la escuela se fije en ella, sin distinción de edades ni sexos, y no solo con la intención de enseñar al alumnado a saciar el apetito de forma sana y equilibrada. La cocina puede ser una fuente inagotable de actividades, observaciones, deducciones, decisiones a las que el alumno se acerque con interés ya que el resultado suele ser inmediato y a menudo gratificante. Si cada vez está más claro que somos, en buena parte, aquello que comemos, enseñar a cocinar no deja de ser una forma de educar para un futuro mejor, más placentero y más autónomo.