El camino hacia la felicidad personal no es un camino solitario, ni una especie de lucha individual contra un montón de contrariedades. Es un camino en el diálogo que exige necesariamente una apertura hacia los otros, una relación confi dente e íntima que no esconde ningún secreto y que busca, por encima de todo, el bien del otro. La amistad es relación, aunque en ningún caso es un obstáculo a la libertad.