La ternura no es una cosa ni un objeto. Evoca un tipo de vínculo. Entre un padre y un hijo, entre dos personas mayores sentadas en un parque, quien sabe si entre un monitor y un interno en un hospital psiquiátrico. Muy bien representada en las escenas de la pintura y la escultura, la ternura constituye un vínculo muy frágil, pero también se convierte en un pellizco en el corazón. Es fundamental en las relaciones humanas, aunque solo nos damos cuenta cuando falta.