Obra maestra de Miguel de Unamuno, que éste escribiera a la vuelta del exilio. Puede considerarse como una síntesis de su pensamiento. Es una obra simbólica en la que todo lo que se nombra y describe: el pueblo, el lago, la montaña, la nieve hace referencia a una realidad que tenemos que considerar como estando más allá de lo que aparece. Unamuno la denomina tragicomedia y es, en definitiva, el relato de la vida de Don Manuel, un cura de aldea entregado plenamente a su pueblo. Es una novela en la que Unamuno alcanza su madurez como escritor y logra exponer, narrativamente, sus ideas filosóficas. En ella se hace presente el sentimiento trágico de la existencia (característico de la filosofía de Unamuno) y un sentimiento de serenidad, que se trasluce en la vida de don Manuel y su dedicación a su pueblo; muestra este segundo sentimiento de un saberse finito y de vivir el tiempo de la historia como el tiempo propiamente humano. Para Don Manuel la historia no es un lugar de paso, sino la morada del hombre; y lo que éste tiene que hacer es saber «habitar» esa morada.