Los directivos de hoy nos enfrentamos al entorno más incierto de la historia... ¿cómo podemos llevar al equipo a generar oportunidades y aprovecharlas, a encontrar caminos en la niebla? La respuesta es más compromiso: que las personas pongan a la tarea su corazón y su cabeza para ser más creativos y flexibles, pasando del hacer al querer hacer... ¡Hace falta más y mejor liderazgo!
¿Cuántas veces ha pensado «¡quién me manda meterme en estos líos, ojalá tuviera robots!»? El liderazgo es retador, exige armonizar el liderazgo personal, hacia adentro de uno mismo, y el liderazgo hacia los otros. A menudo queremos que los demás acepten cambios sin querer cambiar nosotros... Un líder debe explorar esa doble naturaleza para entenderlo y saber qué hacer para desarrollarlo. A cambio, obtiene un gran premio: ¡además de mejorar sus resultados, un enorme crecimiento profesional y personal!