José Manuel Chapado acompaña su argumento en Vértigo con 35 relatos concisos en los que describe la sensación percibida al acceder a una nueva responsabilidad organizativa, al aceptar el traslado a un nuevo destino, al tomar una decisión trascendente o al proponer ideas estratégicas. Todos ellos están basados en testimonios reales, como los del periodista Jon Sistiaga, el torero Eduardo Dávila Miura, o la atleta paralímpica Gemma Hassen-Bey. Hay casos de emprendimiento, y también múltiples ejemplos de personas anónimas que han sabido superar con coraje situaciones familiares complejas.Sufrimos vértigo ante aquellas situaciones que nos hacen sentir vulnerables y nos sitúan al borde de nuestro propio abismo. Sentimos vértigo cuando no sabemos muy bien qué hacer, pero sí sabemos que hemos de hacer algo porque así nos lo exige nuestro sentido del compromiso y de la responsabilidad. Sentimos vértigo cuando somos conscientes de que nos encontramos en una situación que marcará un antes y un después.Es en estos momentos cuando se mide la talla de un líder. Unas personas actúan con decisión y acierto. Otras, no. Esa capacidad de hacer y conseguir tiene mucho que ver con el sentido de la humildad y la responsabilidad y con el compromiso de cada persona. Y es que saber gestionar el vértigo no es sólo una competencia profesional; es una actitud personal que afecta a todos los ámbitos de la vida.El modelo de gestión del vértigo, expuesto a través de un paseo por varias habitaciones de un hogar, es una poderosa guía para afrontar la vida en sus momentos más decisivos.