Este libro, que se lee como si fuera una novela fascinante, trata de fundamentar por qué los cuentos, narrados o escritos, tienen tanta importancia en nuestras vidas. Su tesis central es que esas ficciones son tan necesarias para las personas como el alimento, conclusión que, a priori, puede parecer una exageración. Por eso el autor ha buscado sólidos principios sobre los que apoyar tan arriesgada afirmación. A esos consistentes principios que ha descubierto los ha llamado dones, de ahí el título de esta obra.