La experiencia desarrollada en la ciudad italiana de Reggio Emilia, promovida por colectivos de mujeres en la segunda mitad del siglo XX y construida y argumentada pedagógicamente por Loris Malaguzzi, ha desarrollado un modelo de ciudad educadora que hace del diálogo, la escucha y la atención a la infancia su principal valor. La historia de estos centros es la historia de la ciudad, es un proyecto de la comunidad formando una red de relaciones entre las escuelas, sus educadores, pedagogos y la ciudad.
A los textos originales se suma la aportación que la Universidad de Cantabria, a través de su Escuela Infantil, hace a la educación, con una propuesta de diseño y desarrollo curricular cercana al pensamiento pedagógico de las escuelas italianas.