Diario de París con 26 notas a pie nos sitúa frente a una narración atípica, una reflexión que no pretende entrar en academicismos pero sí plantearse, a través de un dietarismo que indaga en los imaginarios urbanos y culturales, algunas de las formas menores que acompañan a los seres humanos y que versan sobre los siempre viejos y recurrentes temas de la vida y de la muerte. El libro de Miguel Herráez es, además, un texto que apuesta por alejarse de la convención más rígida, en su sentido morfológico, dado que su propia estructura nos ofrece un juego de rutas independientes, a la vez que complementarias, pues son partes que interactúan unas con otras, las cuales confluyen en el resultado final que es el acto de la lectura completa del volumen.
Construido con preciso pulso literario, lleno de referencias históricas, literarias, cinematográficas, pictóricas (desde la ocupación alemana hasta los cafés literarios de las dos orillas) y nominales (desde Julio Cortázar hasta Kafka o George Orwell), este volumen es, en su fondo, un personal canto de amor a París y a todo su universo, a todos sus nervios, sin olvidar las conexiones especulativas que se establecen con otras ciudades del mundo como Londres, Nueva York, Moscú, San Petersburgo, Praga o Buenos Aires, y de las que también da cuenta el escritor por su propia experiencia vivida en ellas.