Lea estos textos, preferentemente, durante la noche. Cuando la jornada para el trabajo, el engaño y los crímenes ha concluido. Trate de no leer más de uno o dos cada vez; han necesitado años para formarse. En un relato, como en un poema, la brevedad se ha llenado de alusiones y misterio; permítase un tiempo de respiro en el que abrirse a la contemplación de la literatura. Alguien avanza en un bicicleta por un sendero, la bicicleta está rota, ya ha oscurecido, pero aun así pretende seguir adelante. Empieza a preguntarse si su esfuerzo será inútil, tantas horas malgastadas... en realidad ignora por qué se encuentra ahí. El lector quizá comprende que es un hombre maravillosamente escindido; alguno de los dos quizá pueda salvarse. ¿No escucha en el silencio el esperanzado y penoso rodar de esa rueda?