Las imágenes urbanas que nos ha trasmitido el cine han conformado y siguen conformando el imaginario de generaciones enteras. La ciudad en la pantalla es signo y significado de la acción. Expresa determinadas formas de vida de sus habitantes a la par que contribuye a definir el carácter, las circunstancias y la diversidad que rodea a cada uno de ellos. Puede ser transgresora, distinta, universal, cosmopolita e, incluso, un espacio imaginado. Se nos presenta como trasfondo de conflictos bélicos, destrucciones masivas, intensos movimientos migratorios, crisol de razas y culturas. Es el espejo donde se proyectan las diferencias sociales y culturales. Cobija y arropa a las personas que la transitan. Unas veces se exhiben sus edificios, establecimientos y barrios más conocidos a modo de carta de identificación; otras, lo más recónditos. Con frecuencia, su fisonomía cambia a medida que lo hacen los comportamientos de los protagonistas. Actúa como un personaje más dentro de la trama y tiene el mismo valor argumental que cualquiera de ellos.
Bajo todos esos prismas se estudia en este libro, en el cual dieciocho especialistas investigan diversas «ciudades europeas en el cine», que abarcan todo el continente de norte a sur y de este a oeste, es decir, desde Helsinki hasta Sevilla y desde Moscú hasta Lisboa, cubriendo así parte del gran vacío bibliográfico que existe sobre el tema.