El británico Ridley Scott es, sin duda, uno de los más afamados directores del cine comercial moderno. Tras sus dos obras maestras, Alien, el octavo pasajero (1979) y Blade Runner (1982), el resto de su filmografía posterior no está exenta de claroscuros; algo que, en su caso, es mucho más que una metáfora.
Desde que dirigiera su corto Boy and Bicycle, en un lejano 1965, su larga carrera se encuentra avalada por un número ya considerable de títulos que, por un lado, aportan una visión de conjunto de esos elementos más recurrentes que dotan de una cierta autoría a su obra, y, de otra parte, le hacen merecedor de un documentado y atento análisis de cada una de sus películas, como es el que Juan Andrés Pedrero Santos le dedica en el presente trabajo. Vigilante siempre Scott de que su obra se sitúe al lado del público, apartada por tanto de onanismos intelectualoides, el futuro le deparará, en opinión del autor de este volumen, un puesto de honor entre los últimos clásicos del cine. Tiempo al tiempo.