He aquí, narrada con brevedad y sencillez, la peripecia humana y creyente de Pedro Arrupe, una de las personalidades más conocidas e impactantes del postconcilio. Para muchos hombres y mujeres de su tiempo, religiosos o laicos, creyentes o en las fronteras de la fe y la increencia, fue de una gran fuerza inspiradora. Y tal vez lo fue por ser profundamente contemporáneo de su tiempo y un hombre de una extraordinaria calidad en su relación con Dios. Así fue el padre Arrupe. Un hombre comprometido con nuestro mundo: “El mayor error sería el temor a cometer errores hasta el punto de renunciar simplemente a la acción”, dijo en una entrevista al New York Times en 1966: un hombre pobre que amó la pobreza: un contemplativo en la soledad y en la acción y un hombre de Jesucristo: “Aquí vengo, Señor, para deciros desde lo más íntimo de mi corazón y con la mayor sinceridad y cariño de los que soy capaz, que no hay nada en el mundo que me atraiga sino tú solo, Jesús mío”. Y pasó además por grandes pruebas de obediencia durante los 18 años de su generalato al frente de la Compañía de Jesús y durante los diez años de su enfermedad como consecuencia de un ataque de apoplejía. En él se cumplieron las palabras de Jesús que figuraban al pie de un cuadro de la crucifixión de Pedro en su habitación de la enfermería: “Cuando eras joven, tu mismo te ceñías y podías ir adonde querías. Pero, cuando seas viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tu no quieras” (Jn 21,18). MARTIN MAIER, SJ (1960) ingresó en la Compañía en 1979. Doctor en Teología con una tesis sobre la Teología de la Liberación de Ignacio Ellacuría y Jon Sobrino, es desde 1998 Director y Redactor-Jefe de la prestigiosa revista Stimmen der Zeit. Es también profesor invitado en la UCA de San Salvador y en el Centro “Sèvres” de París y autor de Óscar Romero. Mística y lucha por la justicia (Herder 2005).