Este es el libro de un aprendiz. Su calidad de no experto, de ingenuo o ignorante, de maestro de nada, le lleva a transitar preguntas inscritas en los territorios de lo obvio: "¿qué hay entre tú y yo?; ¿qué hay entre nosotros?; ¿de qué están hechas las relaciones?" El aprendiz, obsesionado por la distancia, se desvela. Y empieza a mirar, y a leer, y a pensar. Las preguntas abren un curioso espacio de pensamiento: lo que hay que pensar es el "entre" y no el "ente", las relaciones más que las identidades, los predicados más que los sujetos, el devenir más que el ser. Las preguntas son también una fuerza que dirige, como una brújula enloquecida, un pensamiento sin respuestas: "entre tú y yo hay distancia". La distancia nos habla, entonces, de nuestras formas de estar juntos o separados, de ser amables u hostiles, de nuestros modos de individualidad, de urbanidad y de sociabilidades de con-vivencia o de co-existencia.
Desde esa escritura distanciada y respetuosa, en este libro hay trincheras de guerra, animales fabulosos, amores por correspondencia, viajeros del subterráneo, cuadros de Chagall, partituras de Bach, conversaciones de clase, curiosas fenomenologías del paseo y del ensimismamiento, playas solitarias convertidas en territorio de todos los juegos, niños de la calle.
Evitando dar lecciones, el aprendiz ensaya convertir en textos las texturas del mundo, redimir y enriquecer la experiencia psíquica y social mediante una narración que extraiga belleza del presente y evoque posibles transformaciones. O dicho de otro modo, tratando de guardar la distancia.