«La comunicación invade todos los campos. Nunca se ha hablado tanto de ella como en una sociedad que no sabe comunicarse consigo misma, cuya cohesión está cuestionada, cuyos valores se descomponen, cuyos símbolos demasiado usados ya no logran unificar. (...)
»Dispersión, entrelazamientos, superposiciones, entrecruzamientos. Babel. Se habla cada vez más, pero se comprende cada vez menos. (...)
»Como una nueva teología, la de los tiempos modernos, la comunicación nació como una empresa desesperada de reunión de los análisis especializados, de los medios tabicados al extremo. (...)
»Jacques Ellul y la escuela de Francfort descubrieron la corrosión de lo social por la técnica. Agente de fragmentación, y ciertamente de dilución de las ataduras simbólicas, se impone en el momento en que ellas están ya debilitadas. Entonces, pretende curar al organismo al cual con- dujo a la agonía. Curarlo mediante un exceso de técnicas que se denominan tecnologías de la comunicación, utilizando los instrumentos que, precisamente, han debilitado la comunicación. He ahí la paradoja en la que nos vemos arrojados. (...)
»Ello nos indica el camino por seguir: la crítica de la comunicación se convierte en una crítica de la tecnocomunicación. El trabajo debe pasar por un desmontaje de las estrategias de esta tecnocomunicación y de las actitudes diversas, contrastadas, encadenadas y confusas que hemos escogido para responderle».
Comprender estas estrategias y las ideologías que a ellas subyacen para no quedar atrapados en las crueles confusiones de la comunicación en nuestros días: tal es la lúcida propuesta de esta obra para descifrar un fenómeno fundamental de la sociedad contemporánea.