En la rica historia de la irrigación en los países hispanos, las acequias comunales del suroeste de los Estados Unidos representan un fenómeno singular: como comunidades organizadas de regantes, constituyen las únicas autoridades públicas locales reconocidas por el Estado. De esta manera, se pone de relieve la capacidad de vertebración social comunitaria que la distribución del agua impone, que además vehicula toda una cultura construida a través de los siglos, desde la época colonial española hasta la incorporación de estos territorios mexicanos a los Estados Unidos de América.
El estudio de los regadíos del río Grande permite remontarse hasta la herencia andalusí importada por los colonizadores españoles, valorar la influencia de las prácticas de regadío nativas y las presiones que ha soportado este sistema tradicional de gestión del agua en época contemporánea.